¿Cómo es que una buena acción me ha llevado al área de castigo? El defensa de los Ice Knights, Zach Blackburn, ha contraído gripe y mi mejor amiga -su jefa de relaciones públicas- me ruega que ponga en práctica mi título de enfermera para que se recupere. Por supuesto, ella pediría un favor para el hombre más odiado de Harbor City.
Pero cuando por fin se recupera y salgo a escondidas de su casa, todo se tuerce. Los paparazzi me descubren y las fotos, además de las acusaciones de que me acosté con él, vuelan más rápido que un disco de hockey. Al principio, toda Harbor City quiere mi sangre, o que me hagan un cambio de imagen de chica. Pero entonces... el equipo finalmente gana un partido. Y ahora esta ciudad voluble me quiere con el gran imbécil las veinticuatro horas del día.
Argh. ¡Nunca me acosté con él la primera vez! Pero nadie me escucha. Entonces, el bastardo gruñón va y promete romper su regla de no aparecer como fan para ayudar a recaudar dinero para una clínica de salud gratuita, pero sólo si estoy al lado de la pista en cada partido. No es un trato que pueda rechazar. Pero cuando el equipo sigue ganando y me doy cuenta de que hay algo más en él que su mala reputación, de repente, recordar mantener mis manos reales lejos de mi cita falsa es cada vez más difícil.
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