Naia no es gafe. No, qué va. No reparte su mala suerte con los demás, se la queda toda. Es algo que la acompaña de toda la vida y ya está acostumbrada. Por eso cuando su empresa de la noche a la mañana es declarada en quiebra, sabe que a la primera que echarán a la calle será a ella. Aquello era lo que le faltaba para rematarla. Pero no había que entrar en pánico, positividad ante todo que todavía no la habían despedido. Iría a la empresa a ver qué pasaba.
Igual hubiera sido mejor que se hubiera quedado en casa…
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