Hay personas que nacen gafes, sí, así de simple. ¿Qué por qué lo sé? Porque soy una de esas desgraciadas personas que llevan toda la vida luchando contra los infortunios.
Si una paloma decide defecar… sí, mi hombro es quien recibe ese chorro caliente asqueroso…
Si un coche pasa por un charco, es mi vestido el que queda inservible.
¿Qué se quema la casa del vecino? Es mi casa la única que se llena de agua sin sentido, mientras que el resto de vecinos entran en sus hogares y yo trato de ordenar mi caos.
Y mientras crecía tengo mil historias que contar… pero la más increíble fue cuando me di cuenta de que cerca de algunas personas, que nacen con una flor en el culo, tu suerte mejora.
Y de ahí salió la idea de mi tienda, Apadrina un gafe. Y no va mal, el problema es que el jefe ha muerto, y no, no ha sido culpa mía, era muy mayor, y su sobrino ha heredado todo. Y ahora quiere ver si este negocio que ha patrocinado y apoyado con el dinero de la empresa es rentable.
Lo tengo jodido, porque soy positiva, pero una gafe. Esto no va a salir bien y como pierda mi negocio… lo pierdo todo.
Y lo peor es que mi nuevo jefe está como un queso y, aunque me mira siempre como si me perdonara la vida, yo me derrito igualmente.
Esto no va a salir bien…
Estoy aterrada.
Todo puede salir mal…
Al fin y al cabo soy una gafe de primera.
¿Me apadrinas?
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